Por temas familiares regresó a Bellpuig (Lleida) donde trabajó en la pastelería de su suegra. Pero el quería crear su propia pastelería, y decidió regresar a Barcelona.
El joven junto con la ayuda de su mujer, Trinidad Font decidieron abrir su primera pastelería, la Pastelería Masana actual pastelería Condado en la calle Córcega – Bailén. Pero era muy pequeña y quería poder ofrecer una variedad más amplia de pasteles y dulces.
Su espíritu inquieto hizo que abriera una pastelería en el barrio de Gracia, en la calle Torrent de l’Olla esquina con Travessera de Gracia: era una antigua panadería La Viuda Paulí la cual convirtió en la pastelería «La Montserrat».
Un día de reparto, fue por una zona en plena expansión urbanística, la zona de Pedralbes, se fijó en el alquiler de un local situado justo delante del Santuario de Santa Gemma, consideró que era una gran oportunidad para abrir una pastelería, tanto por la ubicación como por el constante flujo de feligreses que se concentraban en la iglesia.
Gracias a su afán entusiasta, decidió alquilar el local y creó la pastelería Santa Gemma en 1957, por lo que llevó a su cargo las dos pastelerías hasta que vio que necesitaba la ayuda de su hermano Martí Torremadé el cual se hizo cargo de La Montserrat.
Así, empezó la nueva pastelería, donde hacían pasteles, dulces típicos de la época, bolleria artesanal, y como no, su famosa crema pastelera y su exquisita nata. Ofreciendo a la burguesía catalana una fina y deliciosa pastelería.
La empresa fue adaptándose a las demandas de la clientela, y se alquiló el local contiguo a la pastelería donde se vendían caramelos, bombones y se realizaban lotes de Navidad, recuerdos para bodas, comuniones y bautizos… Junto con la venta de productos de lujo y de objetos de regalo como Lladró, Swarovski, Cristal de murano, etc.
En esta etapa ya trabajaban en la pastelería los 2 hijos del matrimonio, José y Teresa. José se encargaba del obrador y Teresa junto con su madre atendían a la clientela.
En 1990 Buenaventura fallece y Teresa decide continuar con su proyecto en la tienda anexa, reconvirtiendo el negocio a una tienda de regalos:“Obsequis Santa Gemma”.
(25 años) Mientras José reformó el local, realizando una ampliación de la licencia de actividad con un salón de té, cafetería y degustación.
En 2018, José se jubila y se decide continuar con la tradición familiar reconvirtiendo esta vez la pequeña tienda de regalos en una bombonería, confitería, dulcería con postres selectos.
Toda esta transformación ha sido fruto del esfuerzo de todos, y de la fidelización de nuestros clientes a los que no podíamos dejar sin su pastelería con tradición familiar.
Retomamos las riendas para seguir deleitando de dulce los paladares del barrio de Pedralbes con la colaboración de otros miembros de la familía. Ofreciendo una pastelería tradicional, fresca y variada.
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